¿Cómo afecta la diabetes al hígado?

La enfermedad hepática puede ocurrir como resultado de la diabetes, y lo contrario también es cierto. La enfermedad hepática no alcohólica también puede ser causada por la obesidad, la deficiencia de proteínas, la infección por VIH y la exposición a sustancias químicas tóxicas. Los medicamentos como los corticosteroides, el tamoxifeno y los estrógenos también pueden dañar el hígado. Los diabéticos que tienen una infección por hepatitis C concurrente tienen un alto riesgo de complicaciones.

Fisiología

El hígado desempeña un papel en la regulación de la glucosa. La glucosa se transporta desde los intestinos hasta el hígado, que la almacena en forma de glucógeno o la utiliza como combustible. Los receptores de insulina en las células de grasa, hígado y músculo facilitan el uso de la glucosa. La insulina regula la entrada de glucosa en los tejidos y promueve el almacenamiento de glucógeno. La insulina se metaboliza en el hígado, donde promueve la producción de glucógeno, proteína, colesterol y triglicéridos y estimula la formación de lipoproteínas de baja densidad, o LDL, que transportan el colesterol hacia las arterias. En la diabetes, la producción excesiva de glucosa por el hígado contribuye a elevar los niveles de azúcar en la sangre en ayunas.

Efectos

La acumulación de grasa en el hígado puede estar relacionada con el exceso de glucógeno, que es común entre los diabéticos. Los depósitos de grasa pueden deberse al aumento del transporte de grasa al hígado desde los intestinos o a la disminución de la eliminación de la grasa del hígado. La condición ocurre secundaria a la obesidad y la diabetes, pero se desconocen las razones exactas. El Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales informa que entre el 10 y el 20 por ciento de los estadounidenses tienen hígado graso. El diagnóstico puede depender del análisis de sangre, tomografía computarizada o ecografía y biopsia.

Síntomas

Aunque puede no haber síntomas, un hígado agrandado y anomalías enzimáticas son características del hígado graso. La afección también puede causar dolor abdominal, náuseas y vómitos o, rara vez, acumulación de líquido alrededor del hígado. Es probable que los síntomas mejoren con un mejor control del azúcar en la sangre.

Complicaciones

Las células hepáticas pueden inflamarse como resultado de la deposición de grasa. La esteatohepatitis diabética o no alcohólica es el término médico para esta condición. NIDDK afirma que entre el 2 y el 5 por ciento de los estadounidenses tienen NASH. Sin tratamiento, la afección puede progresar a cicatrización del tejido hepático o cirrosis no alcohólica.

Significado de los medicamentos para la diabetes

Ocasionalmente, los medicamentos orales utilizados en el tratamiento de la diabetes tipo 2 tienen efectos no deseados en el hígado. La metformina está contraindicada en personas con enfermedad hepática crónica debido al riesgo de acidosis láctica, una condición de lactato que se acumula en la sangre y los tejidos, lo que disminuye el pH del cuerpo. La gliburida se excreta en la bilis y se ha relacionado, aunque rara vez, con la hepatitis crónica. Según Drug Information Online, la clorpropamida puede causar inflamación del hígado caracterizada por ictericia y picazón, generalmente dentro de las primeras dos a cinco semanas de tomar el medicamento.

Prevención /Solución

La enfermedad hepática relacionada con la diabetes puede ser mayormente prevenido El control cuidadoso del azúcar en la sangre, el mantenimiento de un peso saludable y los controles regulares para controlar los efectos de los medicamentos pueden ayudar a reducir el riesgo de problemas hepáticos.