Cuatro etapas del alcoholismo

El alcoholismo es una enfermedad crónica y progresiva. Puede afectar a personas independientemente de su edad, sexo o raza. Esta condición compleja afecta tanto a la mente como al cuerpo. El alcoholismo se caracteriza por una obsesión por beber y una incapacidad para controlar la cantidad de alcohol consumido. Si no se trata, el pronóstico es malo, con individuos que sufren recaídas recurrentes y finalmente la muerte.

Primera etapa: la etapa adaptativa

Un bebedor problemático cruza la línea de la bebida "normal" a la primera etapa cuando la bebida se convierte Un medio de escape psicológico de la realidad. En este punto, beber ya no es social sino que se convierte en un medio habitual de escape emocional de las inhibiciones, los problemas y los temores. El proceso más significativo en la primera etapa incluye el desarrollo de la tolerancia. Esta etapa es un estado progresivo en el que el bebedor tiene que consumir grandes cantidades de alcohol para lograr la misma sensación. Físicamente, el cuerpo de la persona cambia a nivel celular para adaptarse al aumento de las cantidades de alcohol. En el exterior, hay pocos indicios del desarrollo de la enfermedad en esta etapa.

Segunda etapa: Dependencia

Cuando una persona continúa bebiendo grandes cantidades de alcohol durante un tiempo, desarrolla la característica distintiva. De la segunda etapa del alcoholismo: la dependencia. Debido a que su cuerpo se ha adaptado a niveles más altos de alcohol, comienza a sentirse incómodo e irritable cuando no bebe. En esta etapa, una persona planifica conscientemente su horario para incluir el consumo de alcohol y puede comenzar a beber más temprano en el día. En esta etapa, es posible que los alcohólicos no puedan detenerse después de tomar su primer trago.

En el exterior, durante esta etapa de la enfermedad, la bebida de la persona se vuelve perceptible para las personas cercanas, como familiares, amigos y compañeros. -los trabajadores En muchos casos, pueden sentirse más preocupados y avergonzados por su forma de beber. Puede comenzar a tratar de ocultar su comportamiento aislándose, evitando a las personas y mintiendo sobre su forma de beber.

Las consecuencias físicas incluyen: resacas, apagones, temblores en las manos y problemas estomacales a medida que avanza esta etapa. Psicológicamente, los alcohólicos suelen negar su condición y tienden a culpar a otras personas y circunstancias por sus problemas. Tercera etapa: Progresión.

A medida que la enfermedad progresa, la pérdida de control se hace más evidente. Por lo general, los alcohólicos intentan tomar una o dos bebidas y se encuentran incapaces o no quieren detenerse después de la primera bebida. En el exterior, comienzan a experimentar las consecuencias de su consumo de alcohol, especialmente aquellos relacionados con asuntos familiares, laborales, financieros o legales. Su aislamiento de amigos y familiares se hace más pronunciado. En esta etapa, comienzan a descuidar sus pasatiempos e intereses, pero eventualmente, ella descuida cosas más básicas como la higiene personal, la comida y el refugio. Durante esta etapa, pueden intentar dejar de beber por completo, pero no pueden hacerlo.

Cuarta etapa: Conclusión

La cuarta etapa del alcoholismo se caracteriza por una pérdida crónica de control. En etapas previas, la pérdida de control comenzó después de tomar la primera bebida o dos. Sin embargo, en esta etapa, el bebedor problemático no tiene control sobre la primera bebida, debe beber para funcionar. Un bebedor problemático en esta etapa rara vez puede mantener un trabajo estable y puede tener dificultades financieras. Probablemente ha alienado a sus amigos y familiares, y se encuentra solo luchando una batalla perdida contra el alcoholismo. En esta etapa, los intentos de dejar de beber están acompañados por síntomas graves de abstinencia, que incluyen: irritabilidad, temblores, dolor de cabeza, alucinaciones, convulsiones e incluso la muerte. Delirium tremens es un tipo de abstinencia del alcoholismo potencialmente mortal que casi siempre se produce a menos que el alcohólico reciba tratamiento de alcoholismo inmediato. Un artículo de 2006 en el "Journal of American Medical Association" indica que los bebedores problemáticos requieren una intervención médica para desintoxicarse en esta etapa. Después de la desintoxicación médica, los pacientes deben recibir rehabilitación emocional y psicológica para el tratamiento a largo plazo de la enfermedad.