Cómo guiar a los adolescentes a Jesús

Como padres cristianos, quieres que tu hijo se convierta y comparta la salvación que Jesús provee. Si su hijo es un adolescente, puede ser más difícil llevarlo a Jesús. Los adolescentes están pasando por cambios físicos y emocionales y pueden tener dudas sobre Dios o pueden acercarse a la religión con escepticismo. Sé paciente y reza. Mientras su hijo lo observa y lo escucha, Dios puede obrar en él por medio del Espíritu Santo.

Hable con su hijo acerca de Dios y de Jesús. No prediques abiertamente y recita los versículos de la Biblia si han sido desobedientes. El mejor enfoque es hablar de Jesús en las conservaciones diarias. Por ejemplo, cuando estás afuera con tu hijo adolescente, comenta sobre la belleza de la naturaleza y recuérdale que Dios fue el creador del mundo. Si un ser querido muere, hable sobre el papel de Jesús como consolador en medio de la tristeza.

Comparta su experiencia de conversión. El testimonio de uno es una herramienta poderosa para guiar a otros a Cristo. Cuéntale a tu hijo sobre tu vida antes de aceptar a Jesús. Si eras un niño en ese momento, entonces describe cómo fue crecer conociendo a Jesús: cómo pasaste por los malos momentos, pero Él siempre estuvo ahí. Si su testimonio incluye momentos de rebelión, es posible que no quiera compartir todos los detalles. Esto dependerá de la madurez de su hijo. El elemento importante es cómo Jesús cambió tu vida.

Explica el Evangelio con sencillez. Los adolescentes necesitan saber en términos directos sobre la necesidad de Jesús en sus vidas. En lugar de usar frases de predicación, explique los pasos necesarios para aceptar al Señor. Comience con el reconocimiento de los pecados y con la conciencia de que nadie puede hacer nada para pagar la deuda por el pecado. Luego hable sobre el amor de Dios por nosotros, que se demostró al enviar a su hijo al mundo a morir por los pecados de la humanidad. Los últimos pasos son creer que Jesús murió y resucitó.

Ayude a su adolescente a entender cómo orar por la salvación. Esta oración no tiene que ser elaborada. Dele a su hijo un ejemplo de lo que comúnmente se llama la oración del pecador. Puede escribirlo o imprimir una copia de un sitio cristiano. Pregúntele si le gustaría que orara con él, pero enfatice que puede orar en su corazón y que Jesús lo acepte.