Estrategias de Intervención en Crisis y Prevención
Cuando un individuo experimenta episodios de crisis aguda, entra en una vertiginosa crisis emocional que en gran medida interrumpe su capacidad para completar las tareas que van con la vida diaria. Sus habilidades para el control de las emociones y las respuestas también se ve comprometida en gran medida. Habilidades de intervención en crisis se introdujeron por primera vez en la década de 1980, cuando las leyes de salud mental comenzaron a asumir un enfoque más humano para el tratamiento de las personas en crisis. Las estrategias de intervención en crisis utilizados hoy en día el estrés enseñar nuevas habilidades a la lucha individual.
Otra técnica consiste en estrategias de intervención y prevención de crisis (SCIP). Esto se utiliza cuando una persona se ha convertido en una amenaza físicamente a sí mismo oa otra persona. Esta estrategia implica ser capaz de reconocer los factores desencadenantes que provocan una crisis y tomar medidas para reorientar la atención del individuo.
Una de las estrategias de intervención en crisis más utilizados es la terapia de conversación. Un médico tratará la crisis real o percibida por el individuo al discutir las soluciones a la situación, hablando en voz baja y con calma y tratar de restaurar la estabilidad emocional.
Crisis prevetion
A veces crisis es parte de la vida, pero es cómo se gestiona la crisis que determina cómo las personas van a responder y hacer frente a la crisis. Regulación emocional enseña a la persona a aprender nuevas habilidades al responder a las emociones intensas. También hace hincapié en que el individuo aprende a ser proactivo en lugar de reactivo. También es prudente que la persona sepa que está luchando que la crisis es una situación aguda que provoca una intensa reacción emocional y soluciones están disponibles. Las personas con buenas habilidades de afrontamiento ven la crisis como una parte natural de la vida. La prevención de crisis implica el aprendizaje de nuevas habilidades de afrontamiento y tener una red de apoyo adecuado, como familia, amigos, iglesia o cónyuge que presten su apoyo emocional.