Los síntomas de la enfermedad pulmonar crónica
En el inicio de la enfermedad pulmonar crónica, la gente rara vez se manifiestan ningún síntoma. Esto es en gran parte debido a la progresión de la enfermedad. No es hasta que los pulmones han sufrido considerables daños y cicatrices que los síntomas aparecen, incluso, por lo que es importante entender los factores que juegan un papel en su desarrollo. Fumar, la exposición a productos químicos y toxinas e incluso trastornos digestivos puede desencadenar este tipo de enfermedades.
Respiratoria Trastornos
De todos los síntomas de la enfermedad pulmonar crónica, un trastorno respiratorio es el más común. A medida que el tejido pulmonar se vuelve cada vez más irritada, inflamada y dañado, se produce un estrechamiento dentro de los pulmones y de los bronquios. Esto hace que el flujo de aire a ser restringido, provocando dificultad para respirar o una incapacidad para tomar un respiro. Para algunas personas, sino que también hace que se sacudan o sibilancias al respirar.
Tos
Para otros, la enfermedad pulmonar crónica significa una tos. Esta tos es típicamente de naturaleza crónica y poco productiva, la generación de moco amarillento durante la expulsión. Ya sea acompañada por una falta de aire depende de la persona, pero la tos con frecuencia empeora con el tiempo.
Dolor
No es raro para la enfermedad pulmonar crónica para causar dolor. Este dolor se suele aislar en el pecho y se siente más como una opresión o presión sobre los pulmones que el dolor real. Sin embargo, algunas personas pueden sentir un dolor sordo a estas condiciones. No importa la sensación, se siente bien sobre cada inhalación o una sensación constante en el pecho.
Infecciones
Mientras que la enfermedad pulmonar crónica no es causada por una infección, puede hacerlo más susceptible a los mismos. Tener la inflamación y la irritación característica de la enfermedad pulmonar puede crear el ambiente ideal para los virus, bacterias y parásitos. Una vez que una persona está expuesta, estos patógenos invaden fácilmente el tejido inflamado e irritado, causando una infección respiratoria. Sin embargo, no es sólo el estado de los pulmones de una persona que contribuye a la frecuencia de la infección, es también el resultado de la respuesta inmune. A medida que el cuerpo trata de curar la enfermedad de los pulmones, el sistema inmunológico se debilita cada vez más, lo que aumenta las posibilidades de infección.