Cómo reconocer los síntomas de la espondilosis cervical

La espondilosis cervical es una condición que afecta a la zona del cuello de la columna vertebral. En la mayoría de los casos, las personas mayores de 50 años de edad empiezan a notar más dolor en el cuello, causada por problemas que ocurren cuando las vértebras y los discos alteran en su densidad y fuerza. El desgaste de las articulaciones por lo general provoca un poco de dolor y malestar en las personas mayores o aquellos que han sufrido lesiones en los huesos o articulaciones cuando eran más jóvenes. Aumenta el riesgo de espondilosis cervical en los que han sido diagnosticados con artritis, artrosis o los que experimentaron las lesiones de latigazo cervical "en el pasado. La espondilosis cervical afecta a los siete huesos de la columna vertebral que se encuentra en el cuello, así como los discos, los vasos sanguíneos y nervios en el área inmediata. Aprender a reconocer los síntomas de la espondilosis cervical puede alentar a las personas a buscar tratamiento antes de que aparezcan complicaciones. Instrucciones
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Preste atención a cualquier dolor o rigidez creciente en la zona del cuello, no es causado por el ejercicio. El dolor de la espondilosis cervical también se puede sentir en los hombros, la parte posterior de la cabeza y hasta los brazos y las manos si los nervios o los vasos sanguíneos se ven afectados.
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Escuche las articulaciones del hombro a medida que gira en un círculo. Usted no debe saber nada. Sin embargo, algunas personas que sufren de espondilosis cervical puede escuchar un crujido o chasquido cuando se mueven el cuello o los hombros.
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Experimentar dolor, entumecimiento u hormigueo en los brazos o las manos y los dedos es una señal de que ya sea un vaso sanguíneo o un nervio se pellizca o se contraen. Estos son los efectos secundarios comunes de la espondilosis cervical, que no deben ser ignorados.
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atento a cualquier signo de debilidad muscular, fatiga, temblores en los brazos y las manos. En muchos casos, puede ser difícil para una persona para aferrarse a un galón de leche o para recoger objetos o para controlar los movimientos del brazo.
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Preste atención a los crecientes dolores de cabeza o mareos que pueden ser un signo de la constricción del flujo de sangre a la cabeza. Estos síntomas también pueden presentarse en la dificultad para caminar o mantener el equilibrio.