Complicaciones de una cirugía de vesícula
Cuando un cirujano inserta instrumentos quirúrgicos para acceder a la vesícula biliar, otras arterias o los vasos sanguíneos pueden ser perforados en el proceso. Tales lesiones pueden ocurrir especialmente en la arteria cística, que suministra sangre a la vesícula biliar. Esta perforación puede causar una hemorragia interna, que puede curarse a sí mismo, o puede causar síntomas más graves, como un coágulo de sangre.
Infección de la herida
exposición de los órganos internos a la aire, así como la inserción de instrumentos extranjeros en el cuerpo todos plantean la posibilidad de infección. Por esta razón, los antibióticos se dan a menudo por vía intravenosa durante la cirugía de un paciente y se pueden prescribir antibióticos para prevenir la infección adicional. Si se presentan síntomas, como enrojecimiento, hinchazón, fiebre o pus en el sitio quirúrgico, el paciente puede estar experimentando una infección.
Bile Duct Lesiones
Al igual que los instrumentos pueden perforar los vasos sanguíneos, que también pueden dañar el conducto biliar. Este tubo drena la bilis desde el hígado, e incluso un corte en el conducto puede causar fugas de bilis, que puede alcanzar el abdomen. Esta complicación puede causar síntomas, como dificultad para respirar y dolor.
Diarrea crónica
Los investigadores teorizan que cuando se extirpa la vesícula biliar, esto puede causar un aumento de la bilis en el intestino grueso. Este flujo de bilis funciona como un laxante, que causa diarrea crónica, de acuerdo con Michael Picco, MD, quien está afiliada con la Clínica Mayo. Si la diarrea crónica se produce después de la cirugía, el médico puede recetar medicamentos que pueden ayudar a reducir los síntomas.
Otras complicaciones
complicaciones adicionales relacionadas con la extirpación de la vesícula son la neumonía y el corazón problemas. En términos generales, si un paciente experimenta los siguientes síntomas, el tratamiento médico debe ser tratado de investigar las posibles complicaciones: fiebre es de más de 101 grados F, hinchazón abdominal, náuseas o vómitos que duran unos pocos días, escalofríos, dificultad para respirar, secreción de pus o de los incapacidad de retener los alimentos.