Leucoencefalopatía multifocal progresiva Síntomas
Una infección del paciente por el John Cunningham (JC) virus infecta la sustancia blanca del cerebro, la parte del cerebro donde se mielinizadas los haces de nervios (o "enfundado" en un protector proteína) y el tejido a través del cual los mensajes pasan entre los diferentes grupos de la materia gris en el cerebro. Con leucoencefalopatía multifocal progresiva, la mielina es despojado de distancia, haciendo que los mensajes a un cortocircuito, al igual que raspar la goma de un cable eléctrico pueden causar que se corta y ya no funcionan correctamente.
Signs
Algunos de los signos de leucoencefalopatía multifocal progresiva es la pérdida del habla (afasia), fuertes dolores de cabeza, torpeza o pérdida de coordinación, problemas con la visión y la incapacidad para mover una o más extremidades. En este sentido, los síntomas de la leucoencefalopatía multifocal progresiva son similares a los de otros trastornos nerviosos y el cerebro.
Prevalencia
La leucoencefalopatía multifocal progresiva normalmente afecta a las personas con el sistema inmunológico debilitado, tales como pacientes con SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), pero sólo en raras ocasiones. De hecho, según los Institutos Nacionales de Salud, sólo el 4 por ciento de los pacientes con SIDA experimentan leucoencefalopatía multifocal progresiva.
Prevención /Solución
No hay cura para la multifocal progresiva leucoencefalopatía. Existen tratamientos, sin embargo, que puede ayudar a combatir los síntomas (aunque no el virus en sí mismo) y devolver la normalidad al paciente. Por lo general, los médicos recetan medicamentos antivirales y otros medicamentos que contrarrestan los síntomas indicativos de leucoencefalopatía multifocal progresiva
Detección
Hay cuatro formas principales de detección de leucoencefalopatía multifocal progresiva: a. citología (detección de cáncer o la inflamación) prueba de orina, un electroencefalograma (EEG), una imagen de resonancia magnética (MRI) y tomografía computerizada (CT o "CAT") de exploración. El análisis de orina puede ayudar a descartar tumores u otros tipos de cáncer del cerebro, mientras que el EEG puede detectar el funcionamiento anormal del cerebro. Los dos últimos (MRI y CT) ofrece una mirada al interior del cerebro para facilitar el diagnóstico.