Razones para borracheras adolescentes
adolescentes beben por un montón de razones, Salud apuntes niños. Son curiosos y quieren sentirse más y actuar de manera fría. Los niños piensan que el alcohol hará que se sientan bien, aunque no son el factoring en lo mal que se van a sentir al día siguiente. El alcohol les da una falsa confianza y valentía. Ellos pueden sentir la presión a beber. Los adolescentes están influenciados por sus compañeros a la hora de beber y el consumo de drogas, señala el sitio web de problema con la bebida. Beber es una manera de reducir el estrés, a pesar de que termina creando más estrés para el adolescente cuando se ve atrapado en un accidente de coche, detenido o está horrible resaca.
Copia
investigaciones indican que el consumo excesivo de alcohol puede ser el resultado de la conducta "copia" o comportamiento "imitación" entre los adolescentes. Este tipo de comportamiento parece estar extendiéndose, señala Paul Ormerod del Instituto de Estudios Avanzados y Volterra Consulting Reino Unido de la Universidad de Durham. Las niñas parecen estar participando en esta práctica tanto como los niños.
Percepciones
adolescentes pueden tener percepciones sesgadas acerca de lo que otros beben. Un adolescente puede pensar que sus amigos beben más que él, que es su manera de justificar la cantidad que está bebiendo, pero eso no es necesariamente cierto. Se puede beber mucho más que sus pares. Este es un error que impide que el adolescente de reconocer que él está bebiendo en exceso.
Consecuencias
Según el Aprenda Sobre el sitio Alcoholismo, más de 5.000 adolescentes mueren cada año en incidentes relacionados con el alcohol. Los cerebros de maduración de los adolescentes pueden sufrir daños cuando se bebe grandes cantidades de alcohol. Bebedores adolescentes tienen un 60 por ciento más propensos a convertirse en dependientes del alcohol y el 70 por ciento más propensos a beber en exceso más tarde en la vida que los que no beber en exceso a la edad de 16, según el sitio web Science diario. También son 40 por ciento más propensos a tener problemas de salud mental y 40 por ciento más propensos a usar drogas ilegales. Además, eran 60 por ciento más probabilidades de estar sin hogar y casi tenían el doble de riesgo de condenas penales de los que no eran bebedores compulsivos.