¿Cómo se transforma la luz solar en ATP en los músculos de una persona?
En los animales, incluidos los humanos, obtenemos energía de los alimentos que comemos y no directamente de la luz solar. Cuando consumimos alimentos de origen vegetal o productos derivados de animales que han consumido plantas, ingerimos la energía química almacenada en sus moléculas, principalmente en forma de carbohidratos, grasas y proteínas.
Dentro de nuestro cuerpo, la digestión descompone estas complejas moléculas de alimentos en componentes más simples y, en última instancia, genera glucosa. Luego, la glucosa se transporta a las mitocondrias, los centros de producción de energía de nuestras células. A través de diversas vías metabólicas como la glucólisis, el ciclo del ácido cítrico (ciclo de Krebs) y la fosforilación oxidativa, la glucosa se convierte en ATP, la moneda energética universal de las células.
El ATP (trifosfato de adenosina) es una molécula que almacena energía química en sus enlaces de alta energía. Estos enlaces se pueden romper para liberar energía cuando sea necesario para diversos procesos celulares, incluida la contracción muscular, la transmisión de impulsos nerviosos y el transporte activo de moléculas.
En resumen, la luz solar participa en la conversión de energía principalmente a través de la fotosíntesis en las plantas. Sin embargo, la energía utilizada por los humanos y otros animales se deriva del consumo de plantas o productos derivados de plantas, que proporcionan la materia prima para la respiración celular y la generación final de ATP en nuestras células musculares y en todo el cuerpo.