¿Cómo afecta la neumonía a la eliminación del dióxido de carbono de la sangre y al suministro de oxígeno a las células?

La neumonía, una infección de los pulmones, afecta principalmente el intercambio de gases dentro de los pequeños sacos de aire llamados alvéolos. Así es como la neumonía afecta la eliminación de dióxido de carbono y el suministro de oxígeno:

Absorción de oxígeno alterada:

- Durante la neumonía, los alvéolos se inflaman y se llenan de líquido, restos celulares y patógenos.

- Esta inflamación y acumulación de líquido engrosan las paredes alveolares, aumentando la distancia de difusión entre el aire y el torrente sanguíneo.

- Como resultado, la difusión de oxígeno desde los alvéolos al torrente sanguíneo se reduce significativamente.

- Entra menos oxígeno a la sangre, lo que provoca niveles más bajos de oxígeno en la sangre arterial (hipoxemia).

Deterioro de la eliminación de dióxido de carbono:

- El dióxido de carbono, un producto de desecho de la respiración celular, se difunde desde el torrente sanguíneo hacia los alvéolos para ser exhalado.

- La inflamación y la acumulación de líquido en los alvéolos también dificultan la difusión del dióxido de carbono desde el torrente sanguíneo hacia los espacios aéreos.

- Esto provoca un aumento de la presión parcial de dióxido de carbono en la sangre arterial (hipercapnia).

En resumen, la neumonía altera la función normal de intercambio de gases de los pulmones al:

1. Reducir la absorción de oxígeno de los alvéolos al torrente sanguíneo, lo que provoca hipoxemia.

2. Deterioro de la eliminación de dióxido de carbono del torrente sanguíneo hacia los alvéolos, lo que provoca hipercapnia.

Estas alteraciones interrumpen el proceso vital de suministrar oxígeno a las células y eliminar el dióxido de carbono del cuerpo, afectando profundamente la función respiratoria general. En consecuencia, las personas con neumonía pueden experimentar síntomas como dificultad para respirar, respiración rápida, tos y fatiga debido al compromiso del intercambio de oxígeno y dióxido de carbono.