La mayoría de los cánceres de testículo (aproximadamente el 95%) se originan a partir de células germinales, que son las células responsables de producir espermatozoides. Dentro de los testículos, las células germinales se organizan en túbulos seminíferos, donde pasan por el proceso de espermatogénesis. Las mutaciones o cambios anormales en el ADN de las células germinales pueden alterar este proceso y provocar la formación de células cancerosas. Estas células anormales pueden convertirse en seminomas (que surgen de las células germinales) o no seminomas (que surgen de células precursoras que forman parte del linaje de células germinales). Los seminomas son el tipo más común de cáncer testicular y representan alrededor del 40-50% de los casos.