¿Cuál es la mejor medicina para el dolor de garganta?

1. Analgésicos de venta libre

Los analgésicos de venta libre como el ibuprofeno (Advil), el naproxeno (Aleve) o el paracetamol (Tylenol) pueden ayudar a reducir la inflamación y aliviar el dolor asociado con el dolor de garganta.

2. Aerosoles para la garganta

Los aerosoles para la garganta que contienen agentes anestésicos como la benzocaína o el fenol pueden proporcionar un alivio temporal del dolor de garganta.

3. Pastillas y Caramelos Duros

Las pastillas para la tos, las pastillas y los caramelos duros pueden estimular la producción de saliva y aliviar los tejidos irritados de la garganta. Busque pastillas que contengan ingredientes calmantes como miel, mentol o eucalipto.

4. Miel

La miel tiene propiedades antibacterianas y antiinflamatorias naturales. Consumir una cucharada de miel o mezclarla con agua tibia puede ayudar a aliviar los síntomas del dolor de garganta.

5. Líquidos calientes

Beber líquidos tibios como té de hierbas, caldo o agua tibia puede brindar comodidad e hidratar la garganta. Agregar limón o miel al agua tibia puede mejorar aún más sus efectos calmantes.

6. Hacer gárgaras con agua salada

Hacer gárgaras con agua tibia con sal puede ayudar a reducir la inflamación y eliminar cualquier residuo que pueda estar irritando la garganta. Mezcla media cucharadita de sal en una taza de agua tibia y haz gárgaras varias veces al día.

7. Humidificador

Usar un humidificador para agregar humedad al aire puede ayudar a reducir la sequedad y la irritación en la garganta, especialmente durante el clima frío o seco.

8. Descanso

Descansar lo suficiente permite que el cuerpo se concentre en la curación y la recuperación.

9. Evite los irritantes

Evitar irritantes conocidos, como el humo, el polvo y los alérgenos, puede ayudar a evitar que los síntomas del dolor de garganta empeoren.

Es importante tener en cuenta que los dolores de garganta persistentes o intensos (especialmente cuando van acompañados de dificultad para respirar o hinchazón) deben ser evaluados por un profesional médico, quien puede recetar tratamientos adicionales, como antibióticos.