El cerebro de las personas obesas muestra cambios similares a los del Alzheimer

Las investigaciones sugieren que la obesidad puede estar asociada con cambios en la estructura y función del cerebro que se parecen a los observados en la enfermedad de Alzheimer. A continuación se presentan algunos hallazgos de estudios que investigan el vínculo entre la obesidad y los cambios cerebrales:

Volumen cerebral reducido:la obesidad se ha asociado con un volumen cerebral reducido, particularmente en regiones involucradas en la memoria, el aprendizaje y la función ejecutiva. Por ejemplo, los estudios han encontrado volúmenes reducidos en el hipocampo, la corteza prefrontal y los lóbulos temporales en personas obesas en comparación con personas con peso saludable.

Integridad de la materia blanca:los tractos de materia blanca en el cerebro facilitan la comunicación entre diferentes regiones del cerebro. La obesidad se ha relacionado con alteraciones en la integridad de la sustancia blanca, incluida una reducción de la densidad de la materia blanca y una mayor difusividad. Estos cambios en la microestructura de la sustancia blanca pueden contribuir a los deterioros cognitivos que a menudo se observan en personas obesas.

Cambios en la barrera hematoencefálica:la barrera hematoencefálica (BHE) regula la entrada de sustancias del torrente sanguíneo al cerebro. La obesidad puede alterar la integridad de la BHE, permitiendo que sustancias potencialmente dañinas ingresen al cerebro y contribuyan a la neuroinflamación y el daño neuronal.

Neuroinflamación:la inflamación crónica es una característica distintiva tanto de la obesidad como de la enfermedad de Alzheimer. La inflamación relacionada con la obesidad puede afectar el cerebro y provocar una mayor producción de marcadores inflamatorios y la activación de la microglía, las células inmunitarias del cerebro. La neuroinflamación prolongada puede dañar las neuronas y alterar la función cognitiva.

Alteraciones metabólicas:la obesidad puede provocar cambios metabólicos, incluida la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2, que son factores de riesgo para la enfermedad de Alzheimer. La resistencia a la insulina y los niveles elevados de glucosa en sangre pueden afectar el metabolismo cerebral y contribuir al deterioro cognitivo.

Estrés oxidativo:la obesidad se asocia con un aumento del estrés oxidativo, un desequilibrio entre la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) y las defensas antioxidantes del cuerpo. Los niveles elevados de ROS pueden dañar las células, incluidas las neuronas, y contribuir al deterioro cognitivo.

Neurogénesis deteriorada:la neurogénesis, el proceso de formación de nuevas neuronas, es esencial para el aprendizaje y la memoria. Los estudios sugieren que la obesidad puede reducir la neurogénesis en ciertas regiones del cerebro, lo que afecta la función cognitiva.

Aunque estos hallazgos indican similitudes entre los cambios cerebrales asociados con la obesidad y la enfermedad de Alzheimer, es importante señalar que no todas las personas obesas desarrollarán Alzheimer. Se necesita investigación adicional para comprender completamente la relación entre la obesidad y los cambios cerebrales y explorar posibles intervenciones para mitigar estos efectos.