¿Qué es un antitrombótico?
Los antitrombóticos actúan interfiriendo con el proceso de coagulación de la sangre. Algunos antitrombóticos, como la aspirina y el clopidogrel, inhiben la acción de las plaquetas, que participan en la formación de coágulos sanguíneos. Otros, como la warfarina y la heparina, inhiben la acción de los factores de coagulación, que son proteínas de la sangre que participan en el proceso de coagulación.
Los antitrombóticos se pueden usar en combinación con otros medicamentos, como estatinas e inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA), para reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular. También se pueden utilizar junto con procedimientos quirúrgicos, como la colocación de un stent y un injerto de derivación de arteria coronaria (CABG), para evitar que se formen coágulos de sangre después del procedimiento.
Los antitrombóticos generalmente son seguros y bien tolerados, pero pueden provocar efectos secundarios, como sangrado, náuseas y mareos. Es importante hablar con su médico sobre los riesgos y beneficios de la terapia antitrombótica antes de iniciar el tratamiento.