¿Cómo afecta la congelación al aloe vera?
1. Cambios de textura: El gel de aloe vera tiene una consistencia suave y gelatinosa a temperatura ambiente. Cuando se congela, el contenido de agua dentro del gel se congela, provocando la formación de cristales de hielo. Como resultado, la textura del gel de aloe vera se vuelve helada y áspera.
2. Propiedades medicinales reducidas: Las temperaturas bajo cero pueden afectar la potencia y concentración de los compuestos beneficiosos del aloe vera. Algunos estudios sugieren que la congelación puede provocar una disminución en la actividad de las enzimas, vitaminas y antioxidantes presentes en el gel. Como resultado, el aloe vera congelado podría ser menos eficaz a la hora de proporcionar sus propiedades curativas y calmantes.
3. Composición química alterada: La composición química del aloe vera podría verse afectada por la congelación. Podría provocar cambios en la estructura molecular de sus compuestos activos, reduciendo su eficacia o alterando sus efectos fisiológicos.
4. Pérdida de frescura: Congelar el aloe vera puede comprometer su frescura y calidad generales. Cuando se expone a temperaturas bajo cero, el aloe vera está sujeto a fluctuaciones de temperatura, lo que provoca una posible degradación y pérdida de nutrientes. Generalmente se prefiere el aloe vera fresco por su máximo potencial terapéutico.
5. Vida útil limitada: La congelación del aloe vera puede prolongar su vida útil al ralentizar la actividad de las bacterias y otros microorganismos. Sin embargo, los ciclos repetidos de congelación y descongelación pueden acelerar los cambios enzimáticos y estructurales dentro del gel, reduciendo su usabilidad y calidad.
Por lo tanto, se recomienda almacenar el aloe vera en condiciones adecuadas a temperatura ambiente o refrigerarlo para una conservación a corto plazo. Si es necesario congelarlo, es mejor evitar múltiples ciclos de congelación y descongelación y usar el aloe vera inmediatamente después de descongelarlo para obtener beneficios óptimos.