¿Por qué tu alumno es tan sensible?

La pupila es la abertura circular negra en el centro del ojo que permite que la luz entre al ojo. Está controlado por el iris, que es la parte coloreada del ojo. La pupila se dilata (se agranda) en condiciones de poca luz para permitir que entre más luz al ojo y se contrae (se hace más pequeña) en condiciones de luz brillante para proteger la retina del daño.

La pupila es muy sensible a los cambios en los niveles de luz porque está controlada por el sistema nervioso autónomo, que se encarga de regular las funciones corporales involuntarias. El sistema nervioso autónomo monitorea constantemente el entorno y ajusta el tamaño de la pupila en consecuencia.

Cuando los niveles de luz son bajos, el sistema nervioso autónomo envía señales al iris para dilatar la pupila. Esto permite que entre más luz al ojo, lo que nos ayuda a ver mejor en condiciones de poca luz. Cuando los niveles de luz son altos, el sistema nervioso autónomo envía señales al iris para contraer la pupila. Esto protege la retina del daño al reducir la cantidad de luz que ingresa al ojo.

El alumno también es sensible a otros estímulos, como las drogas, el alcohol y determinadas afecciones médicas. Por ejemplo, algunas drogas, como la marihuana y la cocaína, pueden provocar que las pupilas se dilaten. El alcohol también puede provocar que las pupilas se dilaten, pero este efecto suele ser temporal. Ciertas condiciones médicas, como el síndrome de Horner y la pupila tónica de Adie, también pueden causar que las pupilas se dilaten o se contraigan.