¿Qué tipo de pruebas no se realizarían si se sospecha que un paciente ha contraído la peste?

Análisis de sangre Por lo general, no se utilizan para diagnosticar la peste porque no siempre son confiables. En las primeras etapas de la enfermedad, es posible que los análisis de sangre no puedan detectar la presencia de la bacteria de la peste. Además, los análisis de sangre a veces pueden dar resultados falsos positivos, lo que significa que la prueba indica que la persona tiene peste cuando no es así.

Pruebas serológicas Por lo general, no se utilizan para diagnosticar la peste porque no son lo suficientemente sensibles. Las pruebas serológicas miden los niveles de anticuerpos en la sangre que se producen en respuesta a una infección. Sin embargo, en el caso de la peste, los niveles de anticuerpos pueden no ser lo suficientemente altos como para ser detectados mediante una prueba serológica.

Pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) son cada vez más comunes para diagnosticar la peste porque son muy sensibles y específicos. Las pruebas de PCR pueden detectar la presencia de la bacteria de la peste incluso en cantidades muy pequeñas. Esto los hace ideales para diagnosticar la peste en las primeras etapas de la enfermedad, cuando es posible que otras pruebas no puedan detectarla.