La enfermedad inflamatoria pélvica (EPI) puede afectar los ovarios si la infección se propaga a ellos. Esto puede provocar cicatrices y daños en los ovarios, lo que puede provocar infertilidad u otras complicaciones. En algunos casos, la EIP también puede causar un absceso ovárico, que es una acumulación de pus que se forma en el ovario. Los abscesos ováricos pueden ser muy graves y provocar sepsis, una infección del torrente sanguíneo potencialmente mortal.