No, mientras estás vivo, el cerebro nunca deja de enviar electricidad al corazón. Las señales eléctricas del cerebro controlan la frecuencia y el ritmo del corazón, asegurando un suministro continuo de sangre rica en oxígeno a los tejidos y órganos del cuerpo. Esta vía de conducción eléctrica involucra estructuras especializadas como el nódulo sinoauricular (SA), el nódulo auriculoventricular (AV) y el haz de His, que trabajan juntos para generar y transmitir los impulsos eléctricos que hacen que el corazón se contraiga y bombee sangre.