¿Cómo afecta la hemorragia a la frecuencia del pulso?
1. Incremento Inicial (Fase Compensatoria):
- Pérdida de sangre:inicialmente, a medida que se pierde sangre debido a una hemorragia, los mecanismos compensatorios del cuerpo se activan para mantener la presión arterial y el suministro de oxígeno.
- Activación del barorreflejo:El barorreflejo es un mecanismo regulador que detecta cambios en la presión arterial. Cuando la presión arterial baja debido a una hemorragia, se activa el barorreflejo.
- Activación del Sistema Nervioso Simpático:El barorreflejo desencadena el sistema nervioso simpático, lo que provoca:
a. Aumento de la frecuencia cardíaca:la frecuencia cardíaca aumenta para compensar la reducción del volumen sanguíneo, asegurando un suministro adecuado de oxígeno a los tejidos.
b. Vasoconstricción:los vasos sanguíneos del cuerpo se contraen (se estrechan), lo que aumenta la resistencia periférica para mantener la presión arterial.
2. Disminución Progresiva (Fase Descompensatoria):
- A medida que continúa la hemorragia, los mecanismos compensatorios se ven abrumados y el cuerpo entra en la fase de descompensación.
- Volumen sanguíneo reducido:la pérdida continua de sangre agota el volumen sanguíneo del cuerpo, lo que provoca mayores caídas en la presión arterial.
- Gasto cardíaco inadecuado:el corazón no puede mantener un gasto cardíaco suficiente (el volumen de sangre bombeado por el corazón por minuto) debido a un volumen de sangre insuficiente.
- Hipotensión:la presión arterial continúa bajando a medida que la frecuencia cardíaca ya no puede compensar la reducción del volumen sanguíneo, lo que provoca hipotensión (presión arterial anormalmente baja).
- Taquicardia:si bien la frecuencia cardíaca puede aumentar inicialmente, a medida que la hipotensión empeora, el cuerpo sufre lo que se conoce como bradicardia refleja:una disminución compensatoria de la frecuencia cardíaca. Esta respuesta tiene como objetivo conservar energía y minimizar una mayor pérdida de sangre.
- Choque:si el sangrado es intenso y no se controla, puede provocar un shock hipovolémico, una afección potencialmente mortal caracterizada por un flujo sanguíneo inadecuado a los tejidos del cuerpo. En estado de shock, el pulso se vuelve débil, rápido y filiforme debido al gasto cardíaco gravemente comprometido.
En resumen, la hemorragia inicialmente provoca un aumento en la frecuencia del pulso a medida que el cuerpo intenta compensar la pérdida de sangre. Sin embargo, a medida que continúa la hemorragia, la frecuencia del pulso puede disminuir progresivamente o volverse filiforme a medida que fallan los mecanismos compensadores, lo que provoca hipotensión y riesgo de shock. La hemorragia grave requiere atención e intervención médica inmediata para restaurar el volumen sanguíneo y prevenir complicaciones potencialmente mortales.