Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tasa de fracaso de las vacunas contra la rabia es extremadamente baja. Se estima que el riesgo de desarrollar rabia después de recibir la vacuna es inferior al 0,1 %, o 1 entre 1.000. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la eficacia de las vacunas contra la rabia puede verse influida por varios factores, incluido el tipo de vacuna utilizada, la vía de administración, el estado inmunológico del paciente y el momento de la vacunación. La administración adecuada y el cumplimiento del calendario de vacunación recomendado son cruciales para garantizar una protección óptima contra la rabia.