Las personas infectadas con el VIH tienen más probabilidades de enfermarse de gripe y tener síntomas más graves que las personas que no están infectadas con el VIH. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), las personas infectadas por el VIH tienen entre 2 y 4 veces más probabilidades de contraer gripe y 20 veces más probabilidades de morir por complicaciones relacionadas con la gripe que la población general. Además, las personas infectadas por el VIH pueden experimentar síntomas de gripe más graves, como neumonía, bronquitis y hospitalización. Esto se debe a que el VIH puede debilitar el sistema inmunológico, lo que dificulta que el cuerpo pueda combatir las infecciones.