Una temperatura corporal de 101,5 grados Fahrenheit (38,6 grados Celsius) generalmente se considera fiebre en un bebé. Los bebés, especialmente los menores de 3 meses, tienen un mayor riesgo de sufrir complicaciones por la fiebre, por lo que es importante buscar atención médica si su temperatura alcanza o supera los 101,5 grados Fahrenheit.