¿Qué sucede si su anticuerpo no funciona correctamente?
- Inmunidad reducida: Un anticuerpo no funcional no puede unirse a los antígenos ni neutralizarlos, lo que significa que el cuerpo es menos capaz de combatir las infecciones. Esto puede conducir a un mayor riesgo de desarrollar enfermedades, como infecciones bacterianas y virales.
- Autoinmunidad: En algunos casos, los anticuerpos no funcionales pueden unirse a los propios tejidos del cuerpo y provocar una reacción autoinmune. Esto puede causar una variedad de síntomas, dependiendo del tejido afectado. Por ejemplo, si los anticuerpos no funcionales se unen a la glándula tiroides, se puede desarrollar la enfermedad de Graves, que se caracteriza por una producción excesiva de hormonas tiroideas.
- Inflamación: Los anticuerpos no funcionales también pueden desencadenar inflamación, que es una respuesta natural a una lesión o infección. Sin embargo, la inflamación crónica puede dañar tejidos y órganos y está asociada con una serie de enfermedades, como enfermedades cardíacas, cáncer y diabetes.
- Reacciones alérgicas: En algunos casos, los anticuerpos no funcionales pueden provocar reacciones alérgicas. Esto ocurre cuando los anticuerpos se unen a alérgenos, como el polen o los ácaros del polvo, y desencadenan la liberación de histamina y otros mediadores inflamatorios. Las reacciones alérgicas pueden variar desde leves (p. ej., estornudos, secreción nasal, picazón en los ojos) hasta graves (p. ej., anafilaxia, que es una afección potencialmente mortal).
La gravedad de los efectos de los anticuerpos no funcionales depende de varios factores, incluido el tipo de anticuerpo, el alcance de la disfunción y la salud general del individuo.