¿Cómo ayudan las células T auxiliares con la inmunidad?
1. Presentación del antígeno: Las células T auxiliares se activan cuando encuentran células presentadoras de antígenos (APC) que muestran fragmentos de antígenos en su superficie. Las APC pueden ser macrófagos, células dendríticas u otras células inmunitarias especializadas. Las células T auxiliares reconocen y se unen a estos complejos MHC-antígeno.
2. Secreción de citocinas: Una vez activadas, las células T colaboradoras secretan varias citoquinas, que son pequeñas proteínas que actúan como mensajeras en el sistema inmunológico. Las citoquinas clave producidas por las células T colaboradoras incluyen:
- Interleucina-2 (IL-2): IL-2 promueve la proliferación y activación de células T, particularmente células T citotóxicas (CTL) y otras células inmunes.
- Interleucina-4 (IL-4): La IL-4 estimula la diferenciación de las células B en células plasmáticas, promoviendo la producción de anticuerpos.
- Interleucina-5 (IL-5): La IL-5 favorece el desarrollo y la activación de los eosinófilos, que participan en la defensa contra las infecciones parasitarias.
- Interleucina-10 (IL-10): La IL-10 tiene efectos inmunorreguladores y ayuda a mantener el equilibrio inmunológico al suprimir las respuestas inmunitarias excesivas.
3. Activación de células T citotóxicas (CTL): Las células T colaboradoras desempeñan un papel crucial en la activación de los CTL, que son esenciales para matar células infectadas por virus y células tumorales. Las células T colaboradoras liberan citoquinas como la IL-2, que promueve la proliferación y diferenciación de CTL en células efectoras.
4. Activación de células B y producción de anticuerpos: Las células T auxiliares proporcionan señales que activan las células B y las estimulan para que se diferencien en células plasmáticas productoras de anticuerpos. Lo logran liberando citocinas como IL-4 e IL-21, que promueven la proliferación, diferenciación y producción de inmunoglobulinas de las células B.
5. Formación de la memoria inmune: Las células T colaboradoras contribuyen a la formación de memoria inmunológica, lo que permite que el sistema inmunológico genere respuestas más rápidas y sólidas en encuentros posteriores con el mismo antígeno. Las células T auxiliares de la memoria pueden persistir durante largos períodos después de una infección o vacunación y están listas para activar rápidamente las células B y los CTL si se vuelve a encontrar el patógeno.
En general, las células T colaboradoras actúan como coordinadores fundamentales del sistema inmunológico, orquestando respuestas inmunes a través de la secreción de citoquinas, la activación de otras células inmunes y la facilitación de la producción de anticuerpos y la formación de memoria inmune. Sus funciones son esenciales para la capacidad del cuerpo para combatir eficazmente las infecciones y mantener la homeostasis inmune.