¿Cómo tienes fiebre?
1. Infección o enfermedad:la fiebre suele ser una respuesta a una infección o enfermedad en el cuerpo. Cuando el cuerpo detecta la presencia de microorganismos dañinos, como bacterias o virus, desencadena una respuesta inmune.
2. Aumento de la temperatura corporal:el sistema inmunológico del cuerpo produce sustancias llamadas pirógenos, que actúan como mensajeros para restablecer el "termostato" del cuerpo. Esto provoca un aumento de la temperatura corporal. El aumento de temperatura es un mecanismo de defensa natural para combatir las infecciones.
3. Vasoconstricción:la respuesta inicial puede implicar vasoconstricción, donde los vasos sanguíneos cerca de la piel se estrechan. Esto ayuda a conservar el calor corporal y eleva la temperatura corporal central. Es posible que sienta frío y escalofríos en esta etapa.
4. Termorregulación:el hipotálamo del cuerpo, que controla la temperatura corporal, detecta la temperatura elevada y desencadena mecanismos para aumentar la producción de calor y conservarlo.
5. Sudoración y pérdida de calor:a medida que la temperatura corporal continúa aumentando, el hipotálamo provoca la sudoración. La sudoración ayuda a enfriar el cuerpo liberando calor a través de la evaporación de la piel.
6. Mesetas de fiebre:Dependiendo de la infección o enfermedad subyacente, el cuerpo puede mantener una temperatura elevada durante algún tiempo. Este período de temperatura elevada se conoce como fiebre. El rango de temperatura específico puede variar de persona a persona y puede depender de la gravedad de la infección.
7. Resolución:A medida que el sistema inmunológico combate la infección o enfermedad, la temperatura del cuerpo generalmente vuelve a la normalidad. La fiebre se resuelve cuando se aborda la causa subyacente o se supera la infección.
Es importante tener en cuenta que, si bien la fiebre es un síntoma común de muchas infecciones y enfermedades, también puede ser un signo de afecciones más graves. Si la fiebre persiste o se acompaña de otros síntomas preocupantes, es recomendable consultar a un profesional de la salud para su evaluación y tratamiento adecuado.