¿Cómo afecta la angiotensión 2 al riñón?
1. Vasoconstricción renal:
Ang II provoca vasoconstricción de las arterias renales y arteriolas aferentes, lo que conduce a una disminución del flujo sanguíneo a los riñones. Esta reducción del flujo sanguíneo puede afectar la función renal y provocar una disminución de la tasa de filtración glomerular (TFG), la velocidad a la que se filtra la sangre en los riñones.
2. Retención de sodio:
Ang II estimula la reabsorción de sodio y agua en los túbulos contorneados proximales y los conductos colectores de las nefronas. Este aumento de la reabsorción de sodio conduce a un aumento del volumen de líquido extracelular y puede contribuir a la hipertensión.
3. Activación del Sistema Renina-Angiotensina-Aldosterona (SRAA):
Ang II juega un papel central en la activación del RAAS. Cuando la presión arterial disminuye o los niveles de sodio disminuyen, el sistema renina-angiotensina se activa, lo que lleva a la liberación de renina de los riñones, lo que a su vez convierte el angiotensinógeno en angiotensina I. La enzima convertidora de angiotensina (ECA) luego convierte la angiotensina I en Ang II. . Luego, la Ang II estimula la liberación de aldosterona de las glándulas suprarrenales, lo que aumenta aún más la reabsorción de sodio y la retención de líquidos.
4. Cambios glomerulares:
La exposición crónica a niveles elevados de Ang II puede provocar cambios estructurales en los riñones, incluido el engrosamiento de la membrana basal glomerular, la proliferación de células mesangiales y la glomeruloesclerosis. Estos cambios pueden provocar daño renal progresivo y pérdida de la función renal.
5. Cambios tubulointersticiales:
La exposición prolongada a Ang II también puede provocar fibrosis tubulointersticial e inflamación. El aumento de la presión y la reducción del flujo sanguíneo en los riñones pueden causar daño a las células tubulares y al intersticio circundante, lo que provoca cicatrices y deterioro de la función renal.
Por lo tanto, la Ang II tiene efectos tanto agudos como crónicos en los riñones, influyendo en el flujo sanguíneo renal, la manipulación del sodio y la progresión de la enfermedad renal. Los medicamentos que bloquean los efectos de la Ang II, como los inhibidores de la ECA o los bloqueadores de los receptores de angiotensina (BRA), se usan comúnmente en el tratamiento de la hipertensión y la enfermedad renal crónica para mejorar la función renal y prevenir daños mayores.