En la etapa inicial de la enfermedad de Lyme, conocida como etapa localizada, una persona puede desarrollar una erupción en forma de diana característica en el lugar de la picadura de la garrapata. Esta erupción suele aparecer entre 3 y 30 días después de la picadura y puede ir acompañada de síntomas similares a los de la gripe, como fiebre, fatiga, escalofríos, dolores corporales y dolores de cabeza. A medida que la enfermedad avanza hacia la etapa diseminada, una persona puede experimentar dolor e hinchazón en las articulaciones, así como síntomas neurológicos como parálisis facial y parálisis de Bell. Las fiebres persistentes no son comunes en las últimas etapas de la enfermedad de Lyme.