¿Pueden los niños llegar a los lunares que les extirpa un médico?

En la mayoría de los casos, no se recomienda extirpar lunares en niños a menos que estén causando problemas médicos o tengan un alto riesgo de volverse cancerosos. Los lunares en los niños suelen ser inofensivos y, a menudo, desaparecen por sí solos a medida que el niño crece.

Sin embargo, existen algunas situaciones en las que se puede considerar la eliminación de lunares en niños. Estos incluyen:

1. Molares grandes o de rápido crecimiento: Los lunares que miden más de 1,5 centímetros o que crecen rápidamente deben ser evaluados por un médico. Estos lunares pueden tener un mayor riesgo de volverse cancerosos y es posible que sea necesario extirparlos.

2. Lunares en zonas de alto riesgo: Los lunares que se encuentran en áreas sujetas a fricción o irritación, como las plantas de los pies, las palmas de las manos o el cuello, pueden tener más probabilidades de convertirse en cáncer de piel. Los lunares en estas áreas deben controlarse de cerca y es posible que sea necesario eliminarlos si muestran algún signo de cambio.

3. Lunares que causan síntomas: Es posible que sea necesario extirpar los lunares que sangran, duelen o pican.

Si es necesario extirpar un lunar en un niño, se pueden utilizar diversas técnicas, incluida la escisión quirúrgica, la terapia con láser y la crioterapia con nitrógeno líquido.

Al considerar la eliminación de un lunar, es importante sopesar los riesgos y beneficios del procedimiento para cada niño en particular. En la mayoría de los casos, es mejor dejar los lunares en paz a menos que estén causando problemas.