¿Cómo se prueba la distrofia muscular?
1. Exploración física: Un médico evaluará su fuerza muscular, coordinación y reflejos. También pueden buscar cualquier signo de debilidad o atrofia (emaciación) muscular.
2. Análisis de sangre: Se pueden utilizar análisis de sangre para medir los niveles de creatina quinasa (CK), una enzima que se libera cuando las fibras musculares se descomponen. Los niveles altos de CK pueden indicar daño muscular. Se pueden realizar otros análisis de sangre para buscar mutaciones genéticas específicas asociadas con diferentes tipos de distrofia muscular.
3. Biopsia muscular: Una biopsia muscular implica tomar una pequeña muestra de tejido muscular para examinarla con un microscopio. Esto puede ayudar a identificar el tipo de distrofia muscular y evaluar la gravedad de la afección.
4. Pruebas genéticas: Se pueden realizar pruebas genéticas para identificar mutaciones genéticas específicas que causan distrofia muscular. Esto puede resultar útil para confirmar un diagnóstico, determinar el tipo de distrofia muscular y predecir el curso de la enfermedad.
5. Electromiografía (EMG): Esta prueba mide la actividad eléctrica de los músculos. Puede ayudar a identificar músculos débiles y daños a los nervios.
6. Estudios de conducción nerviosa: Estas pruebas miden la velocidad a la que las señales eléctricas viajan a lo largo de los nervios. Pueden ayudar a identificar el daño a los nervios.
7. Estudios de imagen: Los estudios de imágenes, como la resonancia magnética (MRI) y la tomografía computarizada (CT), se pueden utilizar para visualizar los músculos y buscar signos de debilidad o atrofia muscular.
Las pruebas específicas utilizadas para diagnosticar la distrofia muscular pueden variar según los síntomas del individuo y el tipo sospechado de distrofia muscular.