¿Qué se entiende por infarto?
Los infartos suelen ser causados por un coágulo de sangre que obstruye un vaso sanguíneo, lo que provoca isquemia (reducción del flujo sanguíneo) y, finalmente, muerte celular. Este proceso se asocia comúnmente con afecciones como la aterosclerosis (acumulación de placa en las arterias) o la trombosis (formación de coágulos de sangre).
En términos médicos, un infarto suele denominarse según el órgano o tejido afectado. Por ejemplo, un infarto de miocardio se refiere a un ataque cardíaco, donde una porción del músculo cardíaco muere debido a una obstrucción en las arterias coronarias. De manera similar, un infarto cerebral denota un derrame cerebral, donde una región del cerebro se ve afectada debido a una interrupción en el suministro de sangre.
Los infartos pueden variar en tamaño, desde áreas pequeñas y localizadas hasta regiones más extensas de daño tisular. Las consecuencias de un infarto dependen de la ubicación y extensión del tejido afectado, así como de la salud y funcionamiento general del individuo.