¿Cuáles son los riesgos del embarazo en la tiroiditis?

La tiroiditis, término general para la inflamación de la glándula tiroides, puede plantear ciertos riesgos durante el embarazo. Algunos de estos riesgos incluyen:

1. Disfunción tiroidea :La tiroiditis puede afectar el funcionamiento normal de la glándula tiroides y provocar hipotiroidismo (tiroides hipoactiva) o hipertiroidismo (tiroides hiperactiva). Ambas condiciones pueden tener efectos adversos sobre los resultados del embarazo.

2. Hipotiroidismo y riesgos del embarazo :El hipotiroidismo no tratado durante el embarazo se ha relacionado con varios riesgos, entre ellos:

- Mayor probabilidad de aborto espontáneo

- Preeclampsia

- Desprendimiento de placenta

- Nacimiento prematuro

- Bajo peso al nacer

- Problemas de desarrollo físico y mental en el bebé.

3. Enfermedad de Graves :La enfermedad de Graves es un tipo autoinmune de hipertiroidismo que puede ocurrir durante el embarazo. Conlleva riesgos como:

- Preeclampsia

- Diabetes gestacional

- Nacimiento prematuro

- Bajo peso al nacer

- Tirotoxicosis neonatal (disfunción tiroidea en el recién nacido)

4. Tiroiditis posparto :Algunas mujeres pueden desarrollar tiroiditis posparto después de dar a luz. Esto puede provocar hipotiroidismo o hipertiroidismo temporal, lo que requiere tratamiento para prevenir posibles complicaciones.

5. Medicamentos durante el embarazo :El tratamiento de los trastornos de la tiroides durante el embarazo puede requerir medicamentos. Es posible que sea necesario ajustar o cambiar algunos medicamentos para garantizar la seguridad tanto para la madre como para el feto en desarrollo.

6. Impacto sobre la fertilidad :Es posible que la tiroiditis en sí misma no afecte directamente la fertilidad, pero la causa subyacente de la tiroiditis, como un trastorno autoinmune, puede afectar la capacidad de una mujer para concebir.

Es esencial que las mujeres con tiroiditis o antecedentes de trastornos de la tiroides reciban atención médica adecuada y seguimiento durante todo el embarazo. Los chequeos regulares, los ajustes de la medicación si es necesario y la estrecha colaboración entre el proveedor de atención médica y el obstetra pueden ayudar a controlar los riesgos y garantizar un embarazo saludable.