¿Por qué ya no vacunamos contra la viruela?
1. Erradicación de la viruela: La viruela se convirtió en la primera y única enfermedad que se erradicó completamente mediante la vacunación. La Organización Mundial de la Salud (OMS) certificó la erradicación mundial de la viruela en 1980, gracias a amplias campañas de inmunización y a una rigurosa vigilancia. Dado que no se conocen casos de viruela en la naturaleza, el riesgo de contraer la enfermedad se considera excepcionalmente bajo.
2. Riesgo limitado de resurgimiento: Desde la erradicación de la viruela, ha cesado la transmisión natural del virus. No se sabe que el virus variola, que causa la viruela, exista fuera de unas pocas instalaciones de laboratorio de alta seguridad. Esto reduce en gran medida las posibilidades de que la enfermedad reaparezca de forma natural.
3. Riesgos potenciales de la vacunación: Si bien la vacuna contra la viruela fue muy eficaz para prevenir la enfermedad, no estuvo exenta de riesgos. Algunas personas experimentaron reacciones adversas, como fiebre, erupción cutánea y, en casos raros, complicaciones graves como encefalitis. El riesgo de estos eventos adversos, aunque pequeño, contribuyó a la decisión de suspender la vacunación de rutina cuando la enfermedad ya no representaba una amenaza importante para la salud pública.
4. Asignación de recursos: Una vez erradicada la viruela, los recursos sanitarios podrán redirigirse para abordar otros desafíos sanitarios apremiantes. Al suspender la vacunación sistemática contra la viruela, los países pueden centrar sus esfuerzos y financiación en combatir las enfermedades prevalentes y mejorar la salud pública en general.
5. Colaboración internacional: La exitosa erradicación mundial de la viruela puso de relieve el poder de la cooperación internacional en la prevención de enfermedades. Al trabajar juntas, las naciones pueden abordar las amenazas a la salud pública de manera colectiva y efectiva, haciendo innecesaria la vacunación rutinaria para enfermedades erradicadas.
6. Vigilancia y Preparación: A pesar de la erradicación de la viruela, siguen existiendo mecanismos de vigilancia para detectar cualquier signo de reaparición de la enfermedad. Los países mantienen un estado de preparación, incluidas reservas de vacuna contra la viruela y planes de respuesta rápida en caso de posibles brotes.
Es esencial señalar que, si bien la vacunación rutinaria contra la viruela ya no es necesaria, la disponibilidad de vacunas y la experiencia para producirlas garantiza que se puedan tomar medidas rápidas si la enfermedad volviera a surgir.