¿Qué es un conducto radicular?
1. Diagnóstico: El dentista examina el diente y toma radiografías para evaluar el alcance del daño o la infección.
2. Anestesia local: Se administra anestesia local cerca del diente afectado para adormecer el área y garantizar la comodidad del paciente durante el procedimiento.
3. Aislamiento: Se coloca un protector dental, una lámina de goma, alrededor del diente para aislarlo del resto de la boca, asegurando un ambiente de trabajo limpio y seco.
4. Apertura de acceso: Se crea un orificio de acceso en la parte superior o lateral del diente afectado para llegar a los conductos radiculares.
5. Limpieza: Utilizando instrumentos dentales especializados, el dentista extrae la pulpa y el tejido nervioso infectados de la cámara pulpar y de los conductos radiculares. Este paso implica limpiar y dar forma cuidadosamente a los conductos radiculares.
6. Riego: El dentista puede usar una solución antibacteriana para eliminar las bacterias y los residuos de los conductos radiculares.
7. Relleno: Los conductos radiculares limpios y moldeados se rellenan con un material biocompatible llamado gutapercha para sellar los conductos y prevenir una mayor infección.
8. Restauración Temporal: Después del procedimiento de conducto, el dentista coloca un empaste temporal para proteger el diente mientras sana.
9. Restauración Permanente: Una vez que el diente ha sanado y está libre de infección, el empaste temporal se reemplaza por una restauración permanente, como una corona dental o un empaste, restaurando la función y la estética del diente.
Los tratamientos de conducto tienen una alta tasa de éxito y la mayoría de las personas experimentan un alivio significativo del dolor y la sensibilidad dental después del procedimiento. Sin embargo, algunos casos pueden requerir citas de seguimiento adicionales para la curación y restauración completa del diente.