¿Cómo es que la amalgama tiene el mismo coeficiente de expansión que un diente y por qué es útil en odontología?

La amalgama dental es una mezcla de metales, principalmente mercurio, plata, estaño y cobre, que se utiliza para rellenar las caries de los dientes cariados. Una de las propiedades clave de la amalgama que la hace útil en odontología es su coeficiente de expansión térmica, que es muy similar al de un diente natural. Esto significa que cuando se utiliza amalgama para obturar una caries, se expandirá y contraerá al mismo ritmo que el diente, lo que reducirá el riesgo de que el empaste se afloje o se caiga debido a los cambios de temperatura.

El coeficiente de expansión térmica de un material es una medida de cuánto se expande o contrae cuando cambia su temperatura. Se expresa en unidades de micrómetros por metro por grado Celsius (°C). El coeficiente de expansión térmica de la amalgama dental es de aproximadamente 24 µm/m/°C, mientras que el coeficiente de expansión térmica de un diente humano está entre 11 y 13 µm/m/°C.

Al hacer coincidir el coeficiente de expansión térmica de la amalgama con el de un diente, los dentistas pueden asegurarse de que el empaste no se expanda ni se contraiga significativamente más que el propio diente, lo que podría provocar problemas como microfiltraciones, grietas o desplazamiento del empaste. La microfiltración ocurre cuando bacterias y líquidos pueden filtrarse entre el empaste y el diente, lo que podría provocar más caries y sensibilidad.

Los coeficientes similares de expansión térmica entre la amalgama y los dientes ayudan a asegurar una unión fuerte y duradera entre el empaste y el diente, reduciendo el riesgo de fracaso y la necesidad de procedimientos dentales repetidos.