¿Cómo se puede saber si el nervio de un diente está infectado o simplemente inflamado?
Intensidad y longevidad del dolor de muelas: Un nervio dental infectado a menudo causa un dolor persistente y punzante que se vuelve intenso y puede alterar el sueño. El dolor relacionado con la inflamación tiende a ser más leve y puede aparecer y desaparecer.
Sensibilidad al dolor: Un síntoma común de un nervio dental infectado es un dolor agudo al morder o masticar y una sensibilidad extrema al calor y al frío. La inflamación de los dientes también puede provocar sensibilidad, pero normalmente en menor grado.
Hinchazón de la cara o encías: La infección del nervio dental puede provocar una hinchazón notable en la mejilla, alrededor de la mandíbula o a lo largo de las encías cerca del diente afectado. La hinchazón debido a la inflamación es menos común.
Secreción de pus: En el caso de un nervio dental infectado, puede notar la presencia de pus que drena del diente o de los tejidos circundantes. La secreción de pus no suele estar asociada únicamente con la inflamación.
Fiebre: Una infección bacteriana grave del nervio dental a veces puede provocar fiebre leve. La inflamación generalmente no produce fiebre a menos que esté acompañada de una infección grave.
Decoloración de los dientes: Un diente con un nervio infectado puede desarrollar una decoloración oscura o grisácea a medida que la pulpa del interior muere. La decoloración de los dientes no suele ser causada por inflamación.
Nódulos linfáticos inflamados: En algunos casos, una infección bacteriana del nervio dental puede hacer que los ganglios linfáticos cercanos (ubicados generalmente a lo largo del cuello o debajo de la línea de la mandíbula) se hinchen y se vuelvan sensibles. La inflamación de los ganglios linfáticos también puede ocurrir con inflamación, pero con menos frecuencia.
Es importante acudir al dentista lo antes posible si experimenta alguno de estos síntomas, ya que tanto la infección nerviosa como la inflamación severa requieren un tratamiento dental adecuado para resolverse y prevenir complicaciones. El dentista podrá diagnosticar con precisión el problema y determinar el tratamiento adecuado. El autodiagnóstico y el tratamiento de problemas dentales pueden ser riesgosos y deben evitarse.