Sí, comer risitas congeladas puede dañar el esmalte de los dientes. La combinación de azúcar y frío extremo puede crear microfracturas en el esmalte, por lo que es más susceptible a la descomposición. Además, la dureza de las risitas congeladas puede ejercer mucha presión sobre los dientes, lo que potencialmente hace que se agrieten o se apague. Para proteger sus dientes, es mejor dejar que las risitas congeladas lleguen a temperatura ambiente antes de comerlos.