Las compresiones torácicas no deben minimizarse durante la RCP. Las compresiones torácicas, junto con las respiraciones de rescate, forman la base de la RCP y son esenciales para mantener el flujo sanguíneo a los órganos vitales de una persona en paro cardíaco. La técnica adecuada de compresión torácica implica realizar compresiones torácicas profundas y rápidas a un ritmo de aproximadamente 100 a 120 compresiones por minuto, lo que permite una retracción torácica completa entre compresiones. Al aplicar compresiones firmes y constantes, los rescatistas pretenden crear una circulación sanguínea artificial y ayudar a que la sangre rica en oxígeno llegue al corazón y al cerebro. Saltarse o minimizar las compresiones torácicas puede reducir significativamente la eficacia de la RCP para reanimar a un individuo.