¿Cómo se defiende el cuerpo de los efectos nocivos del polvo en el aire?
1. Moco y cilios: El tracto respiratorio está revestido por una capa de moco que atrapa las partículas de polvo. Pequeñas estructuras parecidas a pelos llamadas cilios ayudan a sacar la mucosidad y las partículas atrapadas de las vías respiratorias al toser y estornudar.
2. Vello nasal: La cavidad nasal tiene filtros formados por pelos finos que atrapan el polvo y otras partículas antes de que puedan ingresar al tracto respiratorio.
3. Macrófagos alveolares: Estas células inmunes especializadas residen en los sacos de aire (alvéolos) de los pulmones. Ingieren y eliminan partículas inhaladas como polvo, bacterias y contaminantes.
4. Estornudos y tos: Estos reflejos ayudan a expulsar partículas de polvo y otros irritantes del sistema respiratorio.
5. Constricción Bronquial: La exposición al polvo excesivo puede hacer que las vías respiratorias se estrechen (constricción bronquial) para reducir la inhalación de polvo.
6. Respuesta Inmunológica: El sistema inmunológico produce anticuerpos que reconocen y atacan específicamente partículas extrañas, incluidos los componentes del polvo. Los glóbulos blancos también pueden fagocitar y destruir partículas de polvo.
7. Producción de moco: El polvo en el aire puede provocar un aumento en la producción de moco, lo que ayuda a atrapar y expulsar las partículas de polvo.
8. Inflamación y Reparación: En respuesta a la exposición al polvo, el cuerpo puede iniciar procesos inflamatorios para eliminar las células dañadas y promover la reparación de los tejidos.
Es importante señalar que, si bien estos mecanismos de defensa son eficaces en la mayoría de los casos, la exposición excesiva a polvos y contaminantes peligrosos aún puede causar efectos adversos para la salud, especialmente en personas con afecciones respiratorias o sistemas inmunológicos debilitados.