El recto está densamente inervado por nervios de la médula espinal sacra, específicamente de los segmentos S2-S4. La principal inervación del recto la proporciona el nervio pudendo, que surge del plexo sacro. Otros nervios que contribuyen a la inervación del recto incluyen los nervios esplácnicos pélvicos y los nervios rectales inferiores. Estos nervios proporcionan inervación sensorial, motora y autónoma al recto, lo que le permite funcionar correctamente y responder a diversos estímulos.