¿Qué son los órganos artificiales?
Existen varios tipos de órganos artificiales, cada uno desarrollado para abordar afecciones médicas o fallas orgánicas específicas. Algunos ejemplos de órganos artificiales incluyen:
1. Corazón artificial:Dispositivo mecánico que asiste o reemplaza la función de un corazón enfermo o dañado. Puede implantarse temporalmente como puente hacia el trasplante o servir como solución a largo plazo.
2. Riñón artificial (máquina de diálisis):Dispositivo que se utiliza para eliminar los productos de desecho y el exceso de líquidos del cuerpo cuando los riñones no funcionan correctamente. La diálisis se puede realizar mediante hemodiálisis, donde la sangre se filtra a través de una máquina externa, o diálisis peritoneal, donde la cavidad peritoneal se utiliza como filtro.
3. Hígado artificial:Dispositivo que apoya o sustituye las funciones del hígado, que incluyen eliminar toxinas, producir bilis y regular la coagulación sanguínea.
4. Páncreas artificial:dispositivo implantable que monitorea y regula automáticamente los niveles de glucosa en sangre en personas con diabetes. Puede administrar insulina cuando sea necesario y suspender la administración cuando los niveles son bajos.
5. Implantes cocleares:dispositivos electrónicos que proporcionan una sensación de sonido a personas con pérdida auditiva de severa a profunda. Evitan las partes dañadas del oído interno y estimulan directamente el nervio auditivo.
6. Desfibrilador automático implantable (DAI):dispositivo que monitorea la frecuencia cardíaca y administra descargas eléctricas para corregir ritmos cardíacos anormales, como taquicardia ventricular o fibrilación.
Los órganos artificiales se someten a extensas investigaciones, desarrollo y pruebas antes de ser aprobados para uso clínico. Están diseñados para ser biocompatibles, minimizando el riesgo de rechazo o reacciones adversas del organismo. Sin embargo, su uso suele reservarse para pacientes con insuficiencia orgánica avanzada o cuando el trasplante no es una opción viable.