¿Por qué se colocan telescopios de rayos X en el espacio?

Los telescopios de rayos X se colocan en el espacio porque la atmósfera de la Tierra absorbe los rayos X, lo que hace imposible observarlos desde la Tierra. Los rayos X son una forma de radiación electromagnética con una longitud de onda más corta que la luz ultravioleta y más larga que los rayos gamma. Son producidos por procesos de alta energía en el universo, como la acumulación de materia en los agujeros negros y las explosiones de supernovas.

Los telescopios de rayos X se utilizan para estudiar una amplia variedad de objetos del universo, incluidas estrellas, galaxias y cúmulos de galaxias. También se utilizan para estudiar el gas caliente que llena el espacio entre galaxias. Al observar los rayos X, los astrónomos pueden aprender sobre los procesos físicos que ocurren en estos objetos.

Para evitar la absorción de rayos X por la atmósfera terrestre, se colocan telescopios de rayos X en el espacio. Esto les permite recolectar rayos X de objetos distantes sin ninguna interferencia. Los telescopios de rayos X suelen colocarse en órbita terrestre baja, donde pueden recibir mantenimiento y reparación fácilmente.

Algunos telescopios de rayos X también se colocan en órbitas más altas, como la órbita geosincrónica. Esto les permite tener un campo de visión más amplio y observar objetos durante períodos de tiempo más largos. Sin embargo, los telescopios de rayos X en órbitas más altas son más difíciles de mantener y reparar.

La colocación de telescopios de rayos X en el espacio ha revolucionado el estudio del universo. Ha permitido a los astrónomos observar objetos que antes eran invisibles y aprender sobre los procesos físicos que están ocurriendo en el universo.