Sentarse boca abajo y dejar que la sangre se le suba a la cabeza no le hará más inteligente. No existe evidencia científica que respalde la afirmación de que aumentar el flujo sanguíneo a la cabeza pueda mejorar la función cognitiva o la inteligencia. La función cerebral es un proceso complejo que involucra varios factores como la genética, la nutrición, el sueño, el ejercicio y las conexiones neuronales, no solo el flujo sanguíneo. Centrarse en la salud cerebral general, incluida una nutrición adecuada, actividad física regular, estimulación mental y manejo del estrés, es esencial para mantener la función cognitiva y la salud general.