Si bien la aromaterapia se utiliza en determinados entornos sanitarios como terapia complementaria o complementaria, no se considera un componente central del sistema sanitario. La aromaterapia se considera principalmente una terapia alternativa o complementaria, que a menudo se ofrece junto con otros tratamientos. Por lo general, no se integra en las prácticas médicas convencionales ni se considera un sustituto de las intervenciones médicas convencionales.