Si sus receptores olfativos estuvieran dañados, se produciría anosmia, que es la pérdida del sentido del olfato. La anosmia puede ser temporal o permanente y puede variar desde una pérdida parcial del olfato hasta una pérdida total del olfato. El daño a los receptores olfativos puede ocurrir por diversas razones, que incluyen traumatismo craneoencefálico, infecciones virales, sinusitis crónica, pólipos nasales y ciertos medicamentos. En algunos casos, la anosmia puede ser un signo de una afección médica subyacente más grave, como un tumor cerebral o un trastorno neurológico.