Si hay evidencia de líquido claro proveniente de la nariz, no se debe utilizar la vía aérea nasofaríngea, ya que puede hacer que el paciente aspire el líquido hacia los pulmones. Esto puede provocar complicaciones graves, como neumonía y síndrome de dificultad respiratoria. Las vías respiratorias orales son una alternativa más segura en tales situaciones.