¿Qué pasa si un niño se traga la batería?
1. Ingestión: El niño traga la batería, que puede alojarse en el esófago, el estómago o los intestinos.
2. Quemaduras eléctricas: La corriente eléctrica de la batería puede crear un circuito eléctrico entre la batería y los tejidos del cuerpo. Esta corriente eléctrica puede provocar quemaduras en la boca, garganta, esófago, estómago o intestinos. La gravedad de la quemadura depende del tipo de batería, su tamaño y la duración del contacto con los tejidos del cuerpo.
3. Quemaduras químicas: Las baterías contienen diversos productos químicos, incluidos litio, mercurio, zinc y compuestos alcalinos. Estos productos químicos pueden filtrarse de la batería y provocar quemaduras químicas en los tejidos circundantes.
4. Perforación: La presión de la batería o las quemaduras eléctricas y químicas pueden provocar perforaciones o agujeros en el esófago, el estómago o los intestinos.
5. Sangrado interno: Las quemaduras y perforaciones pueden provocar hemorragia interna.
6. Bloqueo: La batería puede alojarse en el esófago o los intestinos, provocando una obstrucción. Esto puede obstruir el paso de los alimentos y provocar complicaciones como vómitos, dolor abdominal y estreñimiento.
7. Toxicidad: Algunos productos químicos de las baterías, como el mercurio y el litio, pueden ser tóxicos y provocar efectos sistémicos. El mercurio puede acumularse en el cuerpo y afectar el sistema nervioso, mientras que el litio puede provocar desequilibrio electrolítico y problemas cardíacos.
8. Muerte: En casos graves, una batería ingerida puede provocar complicaciones potencialmente mortales, como sepsis (una infección grave) e insuficiencia multiorgánica.
Es fundamental buscar atención médica inmediata si un niño se traga una batería. El médico puede utilizar diversas técnicas para extraer la batería, como endoscopia, cirugía o medicamentos para inducir el vómito. La intervención oportuna es esencial para minimizar el daño potencial y garantizar la seguridad del niño.