Si bien es poco probable que la ingestión de una pequeña cantidad de pelo de gato cause ningún daño importante, el consumo excesivo con el tiempo puede causar problemas digestivos debido a la acumulación de pelo de gato que el cuerpo no puede eliminar de forma natural. Sigue siendo aconsejable mantener una higiene adecuada y minimizar la aparición de este tipo de situaciones para el bienestar general.