¿Qué es la sarcosis?
La sarcosis es idiopática, lo que significa que se desconoce su causa exacta, pero se cree que es el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales. No se hereda comúnmente y los casos esporádicos son más comunes. Aunque la sarcosis puede ocurrir a cualquier edad, se diagnostica con mayor frecuencia en adultos entre 40 y 60 años. Hombres y mujeres se ven afectados por igual.
Los principales síntomas de la sarcosis incluyen:
- Debilidad muscular y fatiga.
- Agrandamiento y firmeza muscular (hipertrofia)
- Dolor o malestar en los músculos afectados.
- Dificultad para moverse o realizar determinadas tareas físicas.
- Dificultad para respirar o tragar si se ven afectados músculos involuntarios.
- Anomalías de la visión, desfiguración facial o problemas de audición.
En la mayoría de los casos, el músculo afectado sufre hipertrofia manteniendo su función normal. Sin embargo, en algunas personas, la sarcosis puede causar debilidad muscular y pérdida de función, lo que puede tener un impacto significativo en las actividades diarias.
El diagnóstico de sarcosis implica una combinación de examen clínico, pruebas de imagen (como resonancia magnética o tomografía computarizada) y, a veces, una biopsia muscular para determinar el grado de afectación muscular y descartar otras afecciones que puedan causar síntomas similares.
La sarcosis generalmente se considera una afección benigna y la mayoría de los casos no requieren tratamiento. Sólo los pacientes sintomáticos pueden beneficiarse del tratamiento, que puede incluir fisioterapia, analgésicos e intervenciones quirúrgicas en casos graves.
Es importante consultar a un profesional de la salud para un diagnóstico y tratamiento adecuados si experimenta debilidad muscular persistente, agrandamiento o cualquiera de los síntomas asociados con la sarcosis.